ho sete

El sexo me aburre. Quiero decir, el sexo ‘normal’. Ahora sí entiendo el porque en inglés (que es el idioma que tiene una definición para todo) se le dice “vanilla sex”. Me he dado cuenta que sí es verdad que nunca antes había tenido esta clase de sexo, que toda mi sexualidad hasta ahora se había desarrolado, casi sin querer, de otra forma, osea como dominación o sumisión. Me gusta ser la que domina eroticamente entre los dos.

Me he dado cuenta que aquella es mi manera de vivir la sexualidad, y le tengo cariño a esta parte de mi corazón y de mi cerebro, porque es mi pequeña luz, mi juego preferido y mi rincón de libertad.

Sencillamente, un hombre que se ponga debajo de mi en la cama, que me diga que es mio, para mi es lo mas erótico que exista en este mundo. Sabemos los dos que es nada más que en juego, sin embargo en aquel momento es verdad, y eso me llena de adrenálina, me emocióna, y hace que me sienta bien. En aquel momento no me entran ganas de irme, mi cuerpo y mi alma estan allí, con él.

Cuando un hombre quiere mandarme, implicita o explicitamente (“Ponte así”, “Te importaría hacerme una mamada?”) me aburro, mi cabeza se va a otro lado y deja a mi cuerpo ahí solo, vacío, una cáscara.

Cuando me pasa eso hasta tu boca, hasta tus ojos – que a veces me llenan de maravilla al mirarlos-, hasta tu piel me dan igual. Quiero estar con tigo, sin embargo no voy a renonciar a mi naturaleza.

Porque no soy ninguna flor, ni rosa ni margarita, solo soy una raíz y al renonciar a esta parte de mi me quitaria la tierra y el agua por mi misma.

 

 

 

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